Pedro Ferrándiz, el pionero del baloncesto, cumple 92 años

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Ferrandiz dirige un partido. En el banquillo Lolo Sáinz, Carmelo Cabrera y Wayne Brabender.
  • Pionero, iconoclasta y refundador del baloncesto en el estado español, Pedro Ferrándiz, el entrenador que ganó doce Ligas, once Copas y cuatro Copas de Europa, cumple 92 años

Por José Luis Hernández / Fotos: Cedidas

La Laguna (Tenerife), 20 de noviembre de 2020

El Pionero Ferrándiz sostiene en sus manos el libro Carmelo Cabrera, El Globetrotter Blanco/SuperBasket Canarias

Pionero, iconoclasta, mito y refundador del baloncesto en España, don Pedro Ferrándiz, de 92 años, ex seleccionador nacional de España, ha hablado para SuperBasket Canarias tras haber recibido en el día de hoy las felicitaciones del mundo del baloncesto por su cumpleaños, entre ellas las del Real Madrid, del que es socio de honor y al que situó en el mapa mundial del baloncesto con la consecución de 12 Ligas, 11 Copas de España y cuatro Copas de Europa en 13 temporadas (entre 1959 y 1975). En total, 27 de los 85 títulos de la sección de baloncesto del conjunto merengue llevan su impronta. Un recorrido memorable del equipo que descubrió un nuevo deporte a todo un país desde el Frontón de Fiesta Alegre. De los fichajes del Globetrotter Wayne Hightower, Clifford Luyk, Wayne Brabender o los canarios Cristóbal Rodríguez y Carmelo Cabrera a la llegada de Pablo Laso como jugador, entre la fortuna y la perspicacia, Ferrándiz se convirtió en la piedra filosofal de la vitrina madridista.

Tiempos complicados

«Los inicios en Madrid fueron duros como la época que nos tocó vivir, con una posguerra espantosa. Llegué a finales de los 50 con 2.000 pesetas prestadas por el presidente de la Federación alicantina; que jamás le devolví, por cierto. Mi familia era muy pobre y había tenido que abandonar los estudios para ayudarles trabajando. Comencé de botones, luego estuve en una sastrería, de la que me tuve que marchar porque me cargué un traje, más tarde en una perfumería y por último de mecanógrafo. Ahí sí que triunfé. Me convertí en el mecanógrafo más rápido de la provincia”, nos cuenta Ferrándiz para contextualizar su llegada al mundo de la canasta.

Un victorioso periplo

“Yo de joven quería ser futbolista, como todos, pero cuando vi el primer partido de baloncesto me enamoré. Era bajo y malillo y tuve poco recorrido, así que decidí hacerme entrenador. Me fichó el Frente de Juventudes y comenzamos a ganar torneos en todas las categorías. Pero al margen de esa dedicación, llegué a Madrid sin empleo. Visité al jefe de Deportes de Educación y Descanso que me empleó de nuevo de mecanógrafo, aunque acabé haciendo funciones de secretario. En ese tiempo fue cuando Raimundo Saporta me reclutó para organizar los torneos sociales del Real Madrid. Cuando se marchó el entrenador de infantiles y juveniles, Saporta se acordó de mi etapa de entrenador y me encargó que me hiciera cargo de dichos equipos. El primer año nos proclamamos campeones de Castilla y empezaron a llegar los trofeos. Ahí comenzó todo”, explica el entrenador más laureado del baloncesto español.

Ferrándiz dirige al Real Madrid desde la pista. En el banquillo Carmelo Cabrera / Cedida
Pedro Ferrándiz dirige al Real Madrid desde la pista. En el banquillo Carmelo Cabrera / Cedida

Una revolución autodidacta

“Lo primero que hice fue variar la estructura y las posiciones. Fue algo revolucionario en el baloncesto de los 60. En aquella época, los sistemas consistían en dos defensas altos, dos aleros pequeños y un pívot. Con mi Madrid fuimos los primeros en jugar con un solo defensa, lo que luego se llamó el base, y después hice hincapié en los hombres altos y en el rebote para facilitar la salida al contraataque de los jugadores más bajos y veloces. Subió la anotación, creció el espectáculo y sorprendimos a todos. No fue una cosa analizada y documentada. Fue mi idea del baloncesto. La apliqué y triunfamos”.

Entrenador de récords

Entre sus récords figura el haber llegado a encadenar 61 triunfos consecutivos en la Liga Nacional, interrumpidos por un empate ante el Barça, y el haber estado tres años y tres meses sin perder: 88 partidos en total. “Los del Estudiantes fueron los que me pusieron el mote de Pizarrín, pero yo la pizarra casi no la utilizaba porque de táctica apenas conocía nada… tenía unas fichitas que me servían para trazar algún movimiento, pero me sobraban esas cosas”, manifiesta Ferrándiz, un genio que siempre ha vivido envuelto en su alta autoestima.

Inventor de la autocanasta

En 1962, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa de Europa, su picardía pasó a la historia del baloncesto, incluso obligó a modificar el reglamento, con una pillería nunca vista: la autocanasta.

“Nos empataron a falta de dos segundos. Quedaba la vuelta en Madrid y estábamos en clara inferioridad, la prórroga no nos convenía nada. Hightower se había lesionado y Sevillano y Morrison estaban eliminados. Pedí tiempo muerto y puse a Alocén, que tras el saque de banda anotó en nuestra canasta ante el estupor general”. El ingenio de Ferrándiz dio sus frutos. El Real Madrid ganó en la pista de la Ciudad Deportiva merengue por 21 puntos en el partido de vuelta y llegó a la final, que perdió ante el Dinamo Tbilisi. La FIBA, sorprendida por el genio de Alicante, no recogía esa posibilidad en su reglamento y, a partir de entonces, modificó el reglamento para sancionar las autocanastas con una multa económica de 1.000 dólares y deportiva, con la exclusión de la competición.

Títulos que le salían por las orejas

En 1975, Ferrándiz nombró a su sucesor en el banquillo blanco: Lolo Sainz (22 títulos en 14 temporadas). «Me voy porque me salen los títulos por las orejas», dijo Ferrándiz el día de su adiós, en una demostración de ego inusitado. Y en 1996, ya desde los despachos, fichó a Pablo Laso jugador que, años después y retomando la idea fundacional de Ferrándiz, ha vuelto a dominar Europa igual que hiciera el propio Pedro.

Feliz por sus reconocimientos

«Siempre he pensado que los homenajes son para disfrutarlos en vida y no para que te los hagan cuando uno está muerto», comenta un entusiasmado Ferrándiz. «Me siento colmado de honores y muy satisfecho», recalca el de Altea. «Ser socio de honor para un madridista de 60 años en el club es mucho orgullo y un gran honor. Respecto a la calle que me han dedicado en Alicante he de decir que ha sido algo extraordinario en todos los sentidos. Se me reconocen los méritos que yo haya tenido en mi vida y creo que se me reconoce, también, mi condición de alicantino. Estoy realmente satisfecho», afirmó.

Almuerzo para el Náutico

«Recuerdo una vez que le ganamos la final de la Copa del Generalísimo al Real Club Náutico de Tenerife en Salamanca. A la vuelta ellos tenían que parar en Madrid y nosotros nos íbamos a jugar un partido de la Copa de Europa a Moscú. No pudimos recibirles pero les preparamos una comida en la Ciudad Deportiva del Real Madrid que selló una bonita amistad entre ambos clubes que yo considero eterna», rememora Ferrándiz.

Sigue la trayectoria del Canarias

Miembro del Hall of Fame de la NBA y de la FIBA, el único español al que el Comité Olímpico Internacional le ha concedido la Orden Olímpica, tiene palabras para la excelente temporada que está realizando el Canarias: «Para mí es una inmensa alegría. Yo más que el conocimiento actual tengo unos recuerdos entrañables de la isla de Tenerife. He pasado meses enteros jugando al golf allí y tengo muchos amigos. Siempre me han recibido de maravilla en Tenerife», afirma el ex entrenador del mejor Real Madrid de todos los tiempos.

«Me alegra mucho que en estos momentos el Canarias se encuentre al nivel que está. Es muy meritoria la situación que presenta el equipo de Txus Vidorreta, que por cierto, cuando era entrenador de Alicante vino a mi casa a comer con todo el equipo. Está realizando un gran trabajo y me alegro mucho, desde luego, por él y por el equipo», sentenció la leyenda de los banquillos FIBA.