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Casi 30 años después de su retirada, el legendario Germán González sigue liderando varias de las estadísticas más importantes del equipo aurinegro en su periplo ACB
José Luis Hernández / Fotos: Archivo SBC
La Laguna, 18 de enero de 2019
¡Pero tío! ¿Todavía estás ahí? suelen preguntarle con algo de sorna sus hijas, una de ellas nacida en Tenerife, cuando caen en sus manos algunas estadísticas históricas del equipo lagunero. No es para menos. Casi treinta años después de su retirada, jugó el último partido de su brillante carrera deportiva el 7 de mayo de 1991, Germán González Navarro sigue liderando aspectos del juego y estadísticas muy importantes del equipo lagunero en su historia ACB. El magnífico escolta jugó un papel fundamental e imprescindible en los éxitos del Canarias del segundo lustro de los años 80.
Germán se retiró sin hacer ruido tras haber visto como el Canarias de sus amores, jugó cinco años en La Laguna, se despedía de la Liga de la Asociación de Clubes y caía sin remisión en el infierno de la Primera División. Nadie le dijo adiós. Ni por parte del club, ya perdido en la espesura de la tragedia deportiva, ni de la Liga ACB, a la que tanto ayudó a crecer. Tampoco nadie le acompañó al aeropuerto en su último viaje, pero el gran Germán González sólo se iba físicamente de Tenerife. Su baloncesto, rebosante de raza, calidad, talento, liderazgo y muchos puntos sigue viviendo entre la Fiebre Amarilla, impregnado en el Pabellón Juan Ríos Tejera donde perdura hasta nuestros días. De La Laguna se iba el jugador, se quedaba la leyenda.
Hace pocas jornadas el playmaker Rodrigo San Miguel se convertía en el tercer anotador histórico del Canarias, en el capítulo de más triples anotados. Resulta tremendamente curioso, teniendo en cuenta que una de las grandes armas ofensivas de este Canarias de Vidorreta es, precisamente, el lanzamiento de tres puntos, algo que en la época de Germán Gónzalez no era, ni de lejos, tan prioritario o importante como lo es en la actualidad.
«Germán era muy duro en los entrenamientos. Fue un gran compañero, pero lo recuerdo como muy zorro. Iba siempre a muerte, marcando su terreno en el buen sentido», recuerda otro mito del canarismo, Juan Méndez. «Como jugador era espectacular. Con un poderío físico y mucho talento igual a… tener que irme a Gran Canaria para poder jugar», recuerda con alguna dosis de humor el baloncestista palmero.
Germán González fue en la pista lo que en la actualidad se denomina un «jugón», un baloncestista que no dejó de mirar a la canasta, y anotar, a lo largo de toda su carrera deportiva. Sigue siendo un referente para la Fiebre Amarilla, una afición que siempre le ha considerado como uno de los jugadores más carismáticos en la historia del club lagunero: «Germán era el bastión en cualquier equipo. Lo recuerdo en Manresa, Joventut, Caja de Ronda… Fuerte y aguerrido, no se escondía y asumía la responsabilidad», recuerda Carmelo Cabrera, El Globetrotter Blanco.
«Comprometido con el Canarias, era nuestro referente en ataque. Penetrador y buen defensor, tenía una gran mentalidad de grupo, no siendo nunca un jugador egoísta. Jugaba para el equipo en todo momento y, reitero, no se escondía nunca», añade Cabrera.
Germán González, el tercer americano, fichó por el Club Baloncesto Canarias al finalizar la temporada 1985-86, campaña en la que el Canarias logró el ascenso a la Liga ACB además de obtener el título de Campeón de Primera División B. «Fichaje estrella de Pepe Cabrera, Germán fue un jugador que nos dio muchos triunfos. Fue un gran acierto poderlo tener con nosotros. Por si todo eso fuera poco, Germán es una persona entrañable, cariñosa, y siempre estuvo muy entregado al Canarias. A veces me imitaba», recuerda el playmaker grancanario entre sonrisas. «Se bajaba un poco los pantalones y se ponía a botar en el puesto de base. Es muy simpático», asevera el legendario ‘7’ canarista.
González fue siempre vital en las plantillas donde prestó sus servicios. En un decorado como el de los años 80 donde los equipos competían con una plantilla de jugadores nacionales y dos fichas para extranjeros, prácticamente siempre destinadas a dos interiores estadounidenses, Germán González lideraba el juego exterior de su quinteto. Incomprendido y vilipendiado por el ex seleccionador español Antonio Díaz Miguel que lo marginó de la selección española, Germán solía rondar medias anotadoras de escándalo, casi 20 puntos por partido, algo que fue aún más espectacular a partir de la temporada 1984-85, justo después de los Juegos Olímpicos de Los Angeles, cuando las competiciones FIBA instauraron la línea de tres puntos.
El Canarias de la época dorada de los años 80 era una máquina de hacer buen baloncesto, espectáculo en su más amplio significado, que permitió al club de La Laguna alcanzar la sexta plaza de la Liga ACB durante dos temporadas consecutivas (1986-87 y 1987-88), amén de su clasificación para disputar la extinta Copa Korac. Con Carmelo Cabrera y su sustituto histórico Salva Díez, Juan Méndez, Manolo de las Casas y una de las mejores parejas de americanos que han jugado jamás en la Liga de la Asociación de Clubes de Baloncesto (Eddie Lee Phillips y Mike Harper), Germán González era la guinda de aquella magnífica tarta.
Germán González Navarro, don Germán González, finalizó su carrera deportiva vistiendo la camiseta amarilla y negra del Club Baloncesto Canarias, convertido desde el lejano 1991 en el jugador que más veces la ha defendido en la Liga ACB. Además, sigue siendo su máximo anotador y máximo triplista con 302, sumando tres récords históricos. Germán González, una leyenda canarista, un mito aurinegro. Mi amigo Germán.