ESPACIO AURINEGRO Cuando el baloncesto es cosa de hermanos

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Foto: Cedida / C. B. Canarias

José Luis Hernández (sbc) La Laguna (Tenerife)

Pedro Ramos y Matías Marrero. Matías Marrero y Pedro Ramos, dos auténticos referentes del baloncesto canario, protagonizan una de las historias más bonitas de amistad, lealtad y respeto mútuo en el mundo del deporte de la canasta en las islas.

Hace, aproximadamente, treinta y cinco años, Matías Marrero llegó de la hermana isla de Gran Canaria a Tenerife para jugar en el Náutico chicharrero. Matías, en edad júnior, había sido fichado en la pretemporada para reforzar al equipo blanquiazul, y allí, en la vieja cancha de la Avenida de Anaga, se encontró con un jugador en edad juvenil, Pedro Ramos, el pívot de Taganana.

Desde un primer momento los dos jugadores fueron entablando una amistad que se ha ido cimentado y enriqueciendo con el paso de los años. Inseparables dentro y fuera de la pista, el baloncesto los volvió a reunir en la temporada 1990-91, campaña en la que los dos compartieron vestuario vistiendo los colores del Canarias: «Fue increíble», recuerda Ramos. «Fue mi reencuentro con él. Competir juntos de nuevo pero esta vez en La Laguna, en el Canarias. Además, también tuve la suerte de jugar con otros compañeros con los que también tenía mucha amistad, como José Carlos «el cabra» Cabrera o Germán González», nos relata el tinerfeño.

MATÍAS MARRERO Y PEDRO RAMOS.1

Pero como todo en la vida, estos dos jugadores, también se enfrentaron con camisetas rivales. «Ahí era igual que cuando jugamos juntos, es decir, saludos correspondientes y cada uno a lo suyo. Sin distinción. Al enemigo ni agua…», rememora, de forma simpática, Pedro Ramos.

Varios han sido los hermanos que han defendido la elástica aurinegra: los hermanos Pinto y los hermanos Mayato, por ejemplo,  en los años 50 y 60 del siglo pasado dejaron paso a una pareja de hermanos singular, pero de hermanos al fin y al cabo, aunque no sean de sangre pero si de corazón, que vistieron la elástica aurinegra en la campaña 1990-91. Porque eso, hermanos, es lo que son los dos jugadores que por aquel entonces formaban las «torres gemelas» del Canarias, Pedro Ramos y Matías Marrero.

Han pasado varias décadas y ha sido una alegría enorme volverlos a ver juntos en la cancha del Canarias. No defendiendo los colores aurinegros en la pista pero si animándolos al pie de la misma, como dos grandes amigos, como dos buenos hermanos. Grandes.