Por José Luis Hernández – Fotos: CB Canarias
Aguere-La Laguna (Tenerife), 21 de junio de 2024.
Actualizado a las 14.57 GMT
Me encuentro escribiendo estas breves líneas con un sentimiento agridulce. Es momento de despedir públicamente, ayer ya tuve la oportunidad de hablar con él personalmente, a uno de los pilares fundamentales de nuestro equipo en los últimos tiempos, Sasu Salin.
Después de cinco años inolvidables en el Lenovo Tenerife, ahora La Laguna Tenerife, Sasu abandona las filas de nuestro querido Canarias. En estos años, ha disputado un total de 257 partidos oficiales entre todas las competiciones, dejando una huella imborrable tanto en la cancha como en nuestros corazones.
Desde su llegada, Sasu no sólo se integró perfectamente al equipo, sino que se convirtió en un baloncestista ejemplar, demostrando su profesionalidad y dedicación en cada entrenamiento y partido. También fuera del parqué. Su contribución ha sido clave para la consecución de importantes logros, entre ellos un título de la Basketball Champions League (BCL), un subcampeonato y un tercer puesto en la misma competición europea. Además, ha sido pieza fundamental en la obtención de dos títulos de la Copa Intercontinental, un subcampeonato de la Copa del Rey y un tercer puesto en la Liga Endesa. Ahí es nada.
Estos entorchados son más que meras estadísticas; son testimonios del incansable trabajo y la determinación de Sasu. Su habilidad para anotar triples desde cualquier posición, aunque la pasada campaña no tuviera a la diosa fortuna como aliada, lo ha convertido en un jugador temido y respetado por sus adversarios. Por todo ellos, no es de extrañar que cierre su etapa en el club de La Laguna ocupando la séptima posición en el ranking de jugadores que más veces han jugado con el Canarias en la Liga Endesa, así como siendo el máximo triplista aurinegro de siempre en la ACB con un total de 330 triples, amén de ser el máximo triplista histórico de la Liga de Campeones de Baloncesto (BCL), con 207 aciertos.
Pero más allá de los números y títulos, lo que realmente ha dejado Sasu es un legado de compañerismo, humildad y esfuerzo. Ha sido un ejemplo para todos nosotros, mostrando siempre una actitud positiva y una ética de trabajo inquebrantable. En cada partido, Sasu no solo buscaba la victoria, sino también inspirar a sus compañeros, motivar a la Fiebre Amarilla y dejar una marca indeleble en el club que lo acogió con los brazos abiertos.
Como periodista, puedo decir abiertamente que todo fueron facilidades al tratar con él. Sasu siempre se mostró amable, cercano, con una eterna sonrisa como carta de presentación, y su integración, tanto personal como familiar, en la vida canaria, también fue ejemplar. Su partida deja un vacío difícil de llenar, aunque algunos no estén de acuerdo, cosa que a mí me da igual, pero también nos deja innumerables recuerdos y lecciones que perdurarán en el tiempo. De hecho, y a nivel personal, les puedo decir que algún que otro recuerdo material suyo ya forma parte del Museo del Baloncesto Canario Carmelo Cabrera, como testimonio de su impacto en nuestro equipo, en Tenerife y, por supuesto, en mi carrera profesional y como seguidor canarista.
Sasu, el hombre que vino del hielo, siempre será parte de nuestra familia y las puertas de Tenerife siempre estarán abiertas para él y los tuyos, convertidos en canarios de pro. Te deseo todo el éxito del mundo en tus futuros proyectos profesionales y personales, confiando en que seguirás brillando con la misma intensidad con la que lo has hecho con la camiseta amarilla y negra. Gracias, querido amigo, por estas cinco campañas llenas de momentos inolvidables y por tu inquebrantable dedicación al equipo de nuestros amores. Tu legado el Canarias perdurará y siempre serás recordado con cariño y respeto.
Espero verte pronto, aunque sea con otra elástica.
Hasta pronto, campeón.