Opinión. ‘Dolor y gloria’: la vieja escuela canarista

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  • No es ficción, ni parte de la nueva película de Almodóvar. Los pitos que se oyeron al finalizar el encuentro de nuestro Canarias fueron tan reales como inadecuados.

Por José Luis Hernández
La Laguna, 25 de marzo de 2019

Lo comenta mi amigo, y referente del periodismo deportivo canario, Agustín Arias en su página Basketmanía. «Seguro que no eran Fiebres Amarillas, ni aurinegros de toda la vida. Voy más lejos», añade el veterano comunicador: «Ni siquiera deben ser laguneros». Y yo, queridos lectores y lectoras, suscribo todas y cada una de sus palabras. No forma parte del ADN aurinegro, y menos del lagunero, pitarle a los jugadores de nuestro equipo. Los canaristas de la vieja escuela, entre los que me encuentro, nunca hemos faltado al respeto a ningún jugador que ha defendido, con mejor o peor suerte los intereses de nuestro escudo, de nuestros colores. No es de recibo.

Claro que en estos tiempos de postureo, figuración superficial y fotos estúpidas para redes sociales a algunos les queda grande eso de ir al Santiago Martín… y a muchos otros sitios, pero ahora nos ocupa el recinto de Los Majuelos. Seguro que son los mismos que se matan por pasarle la mano por la espalda a los nuestros cuando, los que no lograron la victoria ante Gipuzkoa, sí lo hacen ante Real Madrid o Fútbol Club Barcelona, por ponerles dos ejemplos clarificadores. Aprendan de la Peña San Benito por ejemplo, 40 años llevando en volandas al equipo, o de tantos y tantos canaristas con valores profundos, arraigados, de los que han vivido épocas de muchas penurias y no solo deportivas. Y ya que hablamos de tiempos muy poco afortunados para nuestro club, los de los pitos del sábado no estaban arrimando el hombro en aquellos momentos tan desventurados para nuestros colores. Quizá estuviesen pendientes de otras disciplinas deportivas, de otros hombres y mujeres, de otros equipos, de otros colores… o de ver cómo podían figurar con el esfuerzo de los demás. Menos mal que Clemente, él sí puede darles lecciones, tiró de su característico «Canarias» para acallar a los insurrectos, para darles un simbólico cachetón sin manos.

¡Qué fácil es subirse al carro ganador! A esos que pitaron al Canarias el sábado, a nuestros jugadores, escudo y colores, aunque hayan pasado por taquilla o quizá sean de los que piden favores para conseguir entradas en citas imperdibles, les diría que hicieran un ejercicio en el rincón de pensar, como los niños de infantil. Puede ser que les resbale lo que yo piense, me da exactamente igual, al fin y al cabo no son canaristas, y desaparecerán con la misma celeridad con la que aparecieron si las cosas van mal dadas.

Todos nuestros jugadores nos representan y tratan de hacerlo lo mejor posible, siempre, pero no son máquinas y el rival, aunque sea el colista, también juega. A los de los pitidos de la pasada jornada y, citando al gran Pedro Almodóvar, les diría que el deporte son ciclos, rachas, épocas, partidos… «Dolor y gloria». «Mujeres al borde de un ataque de nervios», también hombres, que pitan a los nuestros si nos les gusta el espectáculo, lo más fácil es no «Volver». «Hablen con ella», con su conciencia y dejen a un lado «La mala educación». Ya sé que a algunos no les gusta «La piel que habito», que habitamos, pero no soy amigo de «Los abrazos rotos» y hablo claro, aunque algunos se acuerden de «Todo sobre mi madre», mientras ustedes se pierden en un «Laberinto de pasiones». Al fin y al cabo, con esa actitud, los de la vieja escuela canarista pronto oiremos sus «Tacones lejanos». ¡Vamos Canarias!