Por José Luis Hernández. Fotos: ACB Photo-F. Rodríguez y E. Cobos.
Aguere-La Laguna (Tenerife), 29 de diciembre de 2023.
Actualizado a las 14.57 GMT+1
En el corazón del juego que practica mi querido Canarias late ‘La Magia’ de Marcelinho Huertas, un virtuoso del baloncesto que desafía el paso del tiempo con su destreza, talento y una visión única dentro de la cancha. A sus 40 años, cumplirá 41 el próximo mes de mayo, Huertas se erige como el maestro indiscutible de esta plantilla, llevando el arte del baloncesto a nuevas cotas.
Al observar a Marcelinho en acción, es imposible no hacer la analogía con un pintor impresionista. Como mi admirado Monet con su pincel, Huertas toma el balón y crea un cuadro en constante movimiento, lleno de luz y color. Su juego es más que táctica, es una expresión artística que cautiva a los aficionados y oponentes por igual. La habilidad de Huertas para leer y anticiparse al juego es insuperable. Como Monet cuando visualizaba su obra antes de tocar el lienzo, Marcelinho parece prever cada movimiento en la cancha. Sus pases son precisos y su capacidad para leer la defensa rival convierten cada posesión lagunera en un lienzo en blanco que él llena con finas pinceladas de genialidad.
Pero no sólo es un baloncestista versado distribuyendo el balón. Huertas demuestra una destreza única al penetrar entre la defensa contraria, deslizándose entre oponentes como un artista que danza al ritmo de su propia melodía. Su capacidad para anotar, rodilla al aire, en situaciones apretadas es un testimonio de su maestría técnica y habilidades refinadas. El liderazgo de Marcelinho Huertas en este Canarias trasciende las estadísticas. Es el faro que guía a la escuadra aurinegra, anoche lo volvió a demostrar en Granada, infundiendo confianza y determinación en sus compañeros de equipo. También haciéndolos mucho mejores. Su ética de trabajo es incansable y su pasión por el deporte de la canasta es un ejemplo para todos, especialmente para los jugadores más jóvenes, recordándoles que el baloncesto es más que un deporte; es una forma de expresión y también de vida, especialmente cuando va teñido de amarillo y negro.
En cada partido que disputa el octogenario Canarias, el bueno de ‘Marce’ nos recuerda que el baloncesto es un arte en constante evolución. Su longevidad en la élite del baloncesto no es solo por sus mimos físicos y gastronómicos, sino también por su capacidad para adaptarse y reinventarse, como un artista, quizá un nuevo Monet, que encuentra nuevas formas de expresar su creatividad. Para mí, Marcelo Tieppo Huertas no es solo un jugador de baloncesto, es un artista sobre el parqué, utilizando su pincel para crear momentos que perdurarán en la memoria colectiva de todos los que amamos el Canarias. Su legado va más allá de las victorias y también de las derrotas, es la inspiración que alimenta la pasión por el baloncesto como una forma sublime de arte.