Por José Luis Hernández. Fotos: BCL Photo. Creatividad digital: SuperBasket Canarias.
Aguere-La Laguna (Tenerife), 05 de marzo de 2024.
Actualizado a las 11.23 GMT
Tenerife, un paraíso en el corazón del Océano Atlántico, es hogar de mucho más que sol, playas, carnavales, gastronomía y paisajes impresionantes. Para muchos, la mayor de las islas del archipiélago canario es sinónimo de pasión por el baloncesto encarnada en la Fiebre Amarilla, la fiel afición del Club Baloncesto Canarias. Como miembro de esta desde la cuna y en las gradas desde 1977, además de mis funciones como periodista profesional desde 1997, he tenido la oportunidad de seguir muy de cerca a nuestro equipo, in situ, en sus travesías por Europa desde 2016 en la BCL y como aficionado en las ediciones de 1978 y 1988-89 de la extinta, y en cierto sentido añorada por mí, Copa Korac. Por todo ello, la posibilidad real de una fusión entre la Basketball Champions League (BCL) y la Eurocup para crear una nueva segunda competición europea es más que un tema de interés. Quizás el fin de una historia interminable.
La posible unión de fuerzas entre la FIBA y la Euroliga ha sido un tema recurrente en las conversaciones sobre el baloncesto europeo en los últimos tiempos, pero ha cobrado mucha fuerza en esta última semana, después de la reunión del Consejo de Clubes de la Basketball Champions League (BCL) en Suiza. Y esto me hace reflexionar sobre el futuro de nuestro conjunto y el impacto que tendría en la nueva competición.
El Canarias ha dejado una huella imborrable en la BCL, convirtiéndose de momento en bicampeón de este joven torneo, amén de sumar un subcampeonato, mostrando un nivel de juego excepcional en la escena europea como norma general. Sin embargo, la Eurocup también cuenta con muchos equipos de gran calibre y una larga historia en el baloncesto europeo, por no citar su amplio potencial económico. La unificación de ambas competiciones crearía una nueva segunda competición europea, ofreciendo a equipos como el nuestro la oportunidad de enfrentarse a rivales, teóricamente, aún más fuertes de manera regular.
Desde mi perspectiva veo varios aspectos positivos en esta fusión, por cierto esta última palabra convertida históricamente en una palabra maldita para los canaristas de bien, aunque eso es otro tema. En primer lugar, la competencia sería mucho más intensa, lo que beneficiaría tanto a los equipos como a los propios aficionados, convirtiéndose en una competición con un mejor escaparate para la posible captación de nuevos patrocinadores. Los partidos serían más emocionantes y de mayor calidad, lo que aumentaría el atractivo del baloncesto europeo en general. Además, esta vinculación podría simplificar el calendario y reducir la congestión de partidos para los equipos participantes, siempre dependiendo del acuerdo final. Esto permitiría una mejor planificación y gestión de los recursos, así como una mayor frescura física y mental de los jugadores a lo largo de la temporada, algo que a un equipo como el nuestro, ubicado en una región ultraperiférica de Europa, le vendría de perillas.
Por otro lado, también hay aspectos que deben ser considerados con cautela. Una fusión entre la BCL y la Eurocup podría afectar a la diversidad de la competición, especialmente si los equipos más pequeños y de ligas menores se ven marginados en favor de los clubes más grandes, poderosos y de los países de siempre. Es crucial que se garantice la equidad y la inclusión en la nueva competición para que todos los clubes tengan la oportunidad de competir, aunque me temo que esto, como siempre, no será así. Además, la distribución equitativa de los recursos y los ingresos a través de patrocinadores y derechos televisivos sería un aspecto crucial a tener en cuenta. Todos los equipos deberían tener acceso a recursos adecuados para contender y mantener la competitividad de la nueva competición buscando siempre la máxima igualdad.
Creo, para finalizar, que la posible fusión entre la BCL y la Eurocup ofrece emocionantes oportunidades para el futuro del Canarias y mejoras para el baloncesto europeo en general, también en el ámbito de los equipos nacionales, si se abordan adecuadamente los desafíos y se garantiza la equidad y la inclusión en la nueva competición. Esta fusión, desde mi punto de vista, podría ser un paso importante para fortalecer y reestructurar el baloncesto europeo en su conjunto y para poner fin a una historia interminable. Esa es mi opinión. Y ustedes…¿Qué opinan?