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El club burgalés culminó su brillante trayectoria en la Final Eight de Atenas con un triunfo inapelable en OAKA
Por José Luis Hernández / Fotos: BCL Photo
Atenas (Grecia), 05 de octubre de 2020
Se acabó lo que se daba. La atípica Final 8 de Atenas ya es historia. El Hereda San Pablo Burgos se impuso al AEK por 85-74 en un pabellón OAKA sin espectadores pero con el resto de ingredientes propios de una gran final, conquistando así la edición 2019-20 de la Basketball Champions League. Fue una victoria muy merecida de los hombres de Joan Peñarroya, que culminan así una trayectoria brillante en esta Final a Ocho con la que FIBA puso punto y final a su temporada 2019-20.
El ex aurinegro Thad McFadden, con 18 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias lideró el triunfo de los burgaleses, fraguado a partir del segundo cuarto y confirmado en el último, resistiendo los intentos de reacción del AEK. El de Michigan (USA) fue elegido Jugador Más Valioso de la final (MVP).
Le apoyaron el veterano Omar Cook (15), Miguel Salvó (12) y Renfroe y Benite, ambos con 11 puntos. Un porcentaje de acierto en triples del 49%, así como el dominio reboteador (41-27) fueron factores importantes para la victoria de los castellanos, también brillantes en defensa.
Nada de eso parecía posible tras el primer cuarto en el que el AEK se aprovechó de una mejor puesta en escena para cerrarlo con una ventaja de diez (14-24). Sea por exceso de confianza o por orgullo del San Pablo, las cosas cambiaron radicalmente en el segundo, tanto por el acierto de los de Peñarroya como por su eficacia defensiva. El parcial de este segundo cuarto fue de 35-12 y las rentas del equipo por encima de los diez puntos.
En la segunda mitad, el San Pablo supo gestionar esas ventajas, incrementarlas hasta los veinte (72-52) y poner el partido en la nevera cuando convino en los minutos finales.